Nov 172011
 

En breves y sencillos pasos que puede seguir cualquier inmobiliaria. Se asegura éxito en la operación. Imprescindible tener pocos escrúpulos.

– Se compra un piso, a ser posible en un barrio humilde.
– Se busca a una familia con pocos recursos económicos y con poca formación en cuestiones hipotecarias y que esté de alquiler en ese mismo barrio (esto último es importante).
– Se investiga cuanto paga esa familia de alquiler y se le ofrece una vivienda similar en el mismo barrio (la adquirida anteriormente) por una couta igual al alquiler que se paga.
– Mientras tanto se busca un banco que formalice la hipoteca (pieza clave).
– Truco: Los dos primeros años la cuota se igual con el alquiler que paga la familia, pero no se dice en ningún momento que los años venideros la cuota será EURIBOR+1,5%. Por supuesto no se explica nada del sistema hipotecario.
– El banco tasa el piso (a través de una tasadora NO independiente) por un valor superior al real y concede una hipoteca del 100% (o el 120%) sin garantías.
– Se busca un notario en el que cuele todo (vale casi cualquiera) y se firma la hipoteca con condiciones leoninas y letra pequeña con una gran sonrisa.
– El banco traspasa la hipoteca a una filial de alto riesgo que no tiene oficinas y personal cara al público. Esta hipoteca se convierte en un producto de inversión (titulización) y se vende junto a otras a inversores públicos o privados que quieren una rentabilidad por su dinero. A ser posible no se explica a los inversores que hay posibilidad de impago.
Se espera tranquilamente mientras el hipotecado me paga mas de lo que recibie el inversor, ganando por la intermediación.

Así tenemos esta situación de los actores (todos contentos):

Inmobiliaria: Compró un piso y lo vendió recibiendo una plusvalía por la intermediación sin riesgo.
Notario: Dio fe de la hipoteca y cobró los honorarios.
Banco: Formaliza la hipoteca, da el dinero a la inmobiliaria y vende la hipoteca a cambio de una comisión.
Inversor: Cobrar unos intereses altos por su inversión.
Familia: Se endeuda pero es feliz al menos durante 2 años.

¿Qué pasa a los dos años?

– La crisis hace que algún miembro de la familia pierda su trabajo.
– La hipoteca pasa de cuota fija a variable y los pagos mesuales se multiplican por dos. Se produce impago.
– El banco aplica los intereses de impago (que son cercanos a la usura) e inicia un proceso judicial.
– La familia pierde el jucio y tiene que pagar los intereses de impago y las costas judiciales, su deuda crece muy por encima de la hipoteca concedida.
– El piso se lleva a subasta de forma opaca. A esta subasta solo acude el banco que se queda el piso por la mitad del valor de tasación.
– La familia se queda con una deuda de 70% de la hipoteca y sin piso.
– El inversor que compró los títulos de la hipoteca deja de cobrar una parte de los intereses.

Nueva situación de los actores:

Inmobiliaria: Ya cobró, de esto ya ni se acuerda.
Notario: Ya cobró, de esto ya ni se acuerda.
Banco: Tiene un piso que le ha costado la mitad de lo tasado y el impago se lo traspasó a un inversor.
Inversor: Cobra algo menos de intereses por la inversión.
Familia: Tiene una deuda de cientos de miles de € y no tiene piso.

Y lo mejor de todo, ¡es legal!

Si te gusta esto, ya sabes, ¡Vota a los Bancos!, acude el Viernes a las 17h a la Plaza Mayor de Torrejón de Ardoz a pedir el voto para ellos.

Con este sencillo método nuestros queridos bancos conseguirán dos pisos para su stock los días 23 y 24 de noviembre.

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